¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Hoy te cuento algo que quizás te resulte familiar, si tú también te sorprendes a veces atrapada en la misma rueda de productividad que tanto cuestionas.
(Spoiler: sí, a mí también me pasa).
El otro día quedé con unas amigas a cenar y casi me caigo de espaldas al verbalizar todas las cosas que tengo ahora mismo en la cabeza:
Trabajo
Reforma
Emprendimiento
Boda
Máster
Y encima me apunto al carnet de moto A2
(Respiración profunda)
Ahí me di cuenta de algo que llevaba días ignorando: eso de ser una wonder woman emprendedora que puede con todo me tiene frita.
“¿Cómo demonios hemos llegado hasta aquí?”- Me pregunta una vocecita con un poco de recochineo.
Si yo lo que quería era estar tranquila…
Llegué a mi casa -bueno, a casa de mi madre, porque por ahora sigo sin casa- pensando en ello.
En por qué últimamente la ansiedad se me ha ido enganchado como una garrapata al pecho.
Y al entrar en la habitación de cuando era adolescente, me fijé en que tenía la mesa del escritorio llena de post-its.
Una estrategia que en otro momento de mi vida me ayudó muchísimo a organizar la cabeza, porque lo escribía y seguía con lo que tenía entre manos sin el miedo a que se me olvidara.
Pero ahora mismo, me estaba generando más ruido que calma.
Y es que ahora, la lista nunca se acaba, pero mis días sí.
Aquí va mi confesión: Me sigo sorprendiendo atrapada en lo que tanto critico: la cultura de la hiperproductividad.
Porque sí, aquí estoy yo, hablándote de priorizar y ser amable contigo misma, pero con la mesa llena de post-its infinitos que parecen susurrarme: ‘todavía no haces suficiente”.
Y aquí mi reflexión para ti:
Quizá no se trata solo de reorganizar tareas, sino de parar un momento y preguntarme si todo esto sigue siendo importante para mí, o si necesito hacer un ajuste en mi ruta.
No vengo a venderte ningún método definitivo de organización para ser más productiva, sino a que nos hagamos juntas las preguntas importantes.
Estos días he empezado a separar lo urgente de lo realmente prioritario(que no siempre es lo mismo, aunque suene igual).
No es que ahora sea súper productiva ni tenga todo bajo control (porque nunca se tiene, admitámoslo), sino que trato de darle aire a mi mente en medio de todo el caos.
Me escribo en un papelito (por eso de que me encantan los post-its) todas las cosas pequeñas que me quitan faena rápida, y en otro lo realmente importante.
Depende del día y de cómo me levanto, me puedo poner a mirar un regalo para una amiga, escribir invitaciones de boda si me siento creativa, o responder correos pendientes.
Pero -intento- elegir escuchándome, no exigiéndome.
Quizás el problema no es querer hacer muchas cosas, sino olvidarme de preguntarme por qué las estoy haciendo.
O peor aún: olvidarme de mí misma en el camino.
-Y eso sí que no, por ahí no paso-
Te invito a que, al menos hoy, tú también te preguntes qué es lo realmente importante.
Pero importante de verdad, para ti. Y que empieces por ahí.
Por lo menos, para no perdernos tanto en el camino.
Te abrazo
PD: Te aviso que seguirá profundizando en este tema, que tantos quebraderos de cabeza da. Si tú también pasas por algo similar, y no estás suscrita, puedes hacerlo desde este botón: